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SOFIA COPPOLA: EL RETRATO ÍNTIMO DE LA FEMINIDAD EN EL CINE CONTEMPORÁNEO

Por: René Villaseñor García
Imágenes: cortesía del artista

Juventud femenina, belleza, alienación, soledad; estos son aspectos clave que representan el cine de Sofia Coppola. Una delicadeza que abarca una visión estética de la feminidad a través del tiempo, la directora neoyorquina, ha abierto la puerta a un mundo hecho por y para las mujeres. Discursos de represión, inocencia y juventud son los que rodean los mejores largometrajes de Sofia, quien con su lente específico sobre la realidad, ha hecho posible su transformación de hija de uno de los directores más influyentes en la historia del cine, a una de las directoras con mayor voz dentro del mundo fílmico.


Y es que las críticas que acudieron al nepotismo cuando la directora hizo su debut en el 1999 no tardaron en llegar. The Virgin Suicides demostró que más allá de su relación familiar, existía un talento latente y una pasión indiscutible dentro de la directora. Y más aún, una necesidad abrumadora de decir algo, de hablar por ella y por muchas otras mujeres; de mostrar la vida desde una perspectiva completamente femenina, algo que hasta ese momento era muy difícil de encontrar.


Fue de esa manera que Sofia Coppola llegó a destacar su propio mundo, el de ropa de dormir e introspección en soledad. Con su primer película la estadounidense logró demostrar una intimidad femenina que muy pocas veces había estado presente en la pantalla grande. La estabilidad e inestabilidad emocional de una familia religiosa, vista en ocasiones a través del punto de vista de un grupo de amigos que se obsesiona por la misteriosa vida de las hermanas Lisbon.


La siguiente entrega de Coppola fue un momento decisivo en su carrera. En el 2003 se estrenó lo que hasta la fecha sería su obra mejor recibida por la crítica y que incluso le garantizó el Oscar a mejor guión original, Lost in Translation. También, siendo la tercera mujer nominada a mejor directora por la academia, Coppola logró establecerse como una nueva potencia en el mundo del cine.


El filme protagonizado por Scarlett Johansson y Bill Murray lleva a la pantalla grande una pequeña historia de amor que sobra en sensibilidad y un sentimiento común capaz de ser experimentado por todos aquellos que han sido parte de amoríos recibidos en un mal momento. El guión de Lost in Translation, originalmente creado como una carta de despedida a su exesposo e igualmente aclamado director Spike Jonze, pasó a ser un nuevo clásico del cine de culto y uno necesario en el estudio de las relaciones amorosas que toman lugar abrazadas por el ruido urbano, acogidas por todos los aspectos que rodean al amor excepto por el más importante, el tiempo presente.

El siguiente paso en la carrera de Coppola fue de estética y belleza. Una revisión histórica de la revolución francesa, Marie Antoinette (2006). Esta nueva versión de uno de los momentos más importantes de la historia moderna es a través de los ojos de la famosa monarca y brinda un punto de vista único sobre la monarquía francesa. Con este largometraje ya observamos a una Sofia Coppola madura, con un estilo fílmico estilizado y un discurso sobre la belleza que ya asomaba sus extremidades en The Virgin Suicides y ha estado en la primera fila de los proyectos subsecuentes de la directora a partir de entonces. El estilo tan particular de la neoyorquina es visible también en las películas que con los años ha mencionado como eternas favoritas. La inspiración de Coppola viene de géneros como el neorrealismo italiano, la nouvelle vague francesa e incluso la melodramática segunda ola hongkonesa. 


La inspiración es clara al ver películas como La Notte (1961) de Antonioni, donde una mujer trata de redescubrirse dentro de un matrimonio aparentemente estancado, A Place in the Sun (1951); que muestra la confusión de un hombre al verse atraído por dos mujeres distintas, forman parte de los filmes favoritos de Sofia. En esa lista también están incluidos clásicos del cine como lo son Purple Rain (1984), The Last Picture Show (1971), Tootsie (1983) e incluso la obra maestra del hongkonés Wong Kar-Wai, In the Mood for Love (2000). Pero sin duda alguna los filmes que más destacan por ser claras piezas formativas en el estilo de la directora son Lolita (1962) de Kubrick quien polarizó a las audiencias con esta entrega adaptativa del clásico de Nabokov. Y no podía faltar la obra maestra de la nueva ola francesa, Breathless (1960), que por sí sola cambió la manera de ver y hacer cine.


Con el estreno de su nuevo proyecto a la vuelta de la esquina, Priscilla promete ser un regreso firme al estilo estético que la directora nos tiene acostumbrados. Desde el punto de vista de Priscilla Beaulieu, amante del gigante Elvis Presley, encontraremos una perspectiva hasta el momento perdida en la historia y que se plantea brindar una cierta compasión a esas personas ausentes dentro de las narrativas dominantes. Sofia Coppola, dentro de su feminidad exquisita y su intimidad desoladora, nos permite estos encuentros con las historias olvidadas en ciudades que arrasan con la memoria.

Sofia Coppola, memoria, olvido, soledad. Una visión femenina que debate las arraigadas narrativas del cine moderno.

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