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TANAMACHI: CONECTANDO LA ADOLESCENCIA CON EL PRESENTE

Por: Daniel Zepeda y Renata Larrea
Fotografía: Enrique Arechavala 

Como una retrospectiva de creencias y cultos urbanos, la nueva colección de la marca mexicana Tanamachi explora las adolescencias de sus creadores, Tosh Tanamachi y Mauricio López, quienes reflexionan sobre las diferencias entre el mundo actual y la época en la que crecieron. La colección yuxtapone estéticas que contrastan el pasado y el presente. Compuesta por 30 looks, rinde homenaje a los años 2002-2008, etapa definitoria en la adolescencia de los creativos, marcada por una vibrante cultura pop y el auge del internet para uso común.


Con la intención de narrar una historia que reviviera el espíritu de rebeldía y liberación, las siluetas de la colección reinterpretan los íconos de aquella época, el inigualable estilo del Y2K. Situada en uno de los elementos visuales más emblemáticos de la Ciudad de México, la colección se presentó en la Torre Latinoamericana, inaugurada en 1956, símbolo de modernidad y resiliencia al ser el primer rascacielos del mundo construido sobre suelo sísmico. Este edificio, que representa el auge económico de la modernidad mexicana y la ambición de convertirse en una metrópoli global, conecta perfectamente con la nostalgia de la época dosmilera, una década transformada por la rápida expansión de la tecnología y el internet, que redefinieron la comunicación bajo la bandera de la globalización.


El desfile incluyó una banda sonora que llevó a los espectadores en un viaje musical, evocando la adolescencia de los diseñadores y la estética del popular programa de televisión Skins, sumergiendo al público en una fantasía nostálgica que los desconectaba del presente para explorar el pasado.

El diseño de la colección toma como punto de partida dos prendas icónicas de la época: los pantalones a la cadera y las camisas tipo polo, que evocan el estilo mexicano “mirrey”, asociado con jóvenes de estrato socioeconómico alto. Estas piezas fueron reinterpretadas y fusionadas con los códigos de diseño característicos de Tanamachi: etiquetas visibles, ropa interior expuesta, combinaciones atrevidas y proporciones exageradas. La influencia de los motivos maximalistas de la época se percibe en detalles sutiles como peinados, maquillaje y accesorios. Los tonos azules y los accesorios de playa evocan la fachada de acero y cristal de la Torre Latinoamericana, rindiendo homenaje a los iconos que anunciaban “la nueva era”.


En una conversación íntima, M Revista de Milenio se sienta con los creativos mexicanos para profundizar en su reciente colección.



¿Cuál fue el motivo por el cual la nostalgia fue el punto central de la colección? ¿Por qué sienten que esta se usa como una distracción del caos actual?

La nostalgia por nuestra adolescencia en la Ciudad de México de los 2000 es el punto de partida de nuestra colección, porque queremos evocar ese sentimiento de querer cambiar el mundo, de esperanza y de posibilidades que teníamos. El mundo que nos prometieron cuando éramos adolescentes hoy en día no existe; de hecho, no sé si alguna vez existió.


Es también una respuesta al aumento de migrantes estadounidenses. Nos estamos apropiando y caricaturizando elementos tradicionalmente americanos de la cultura pop y recontextualizándolos en la CDMX. Más que una distracción del mundo trágico y oscuro en el que vivimos, es una invitación nihilista, pero optimista, a seguir luchando por el amor.

¿Cómo encontraron el punto medio entre recurrir a la nostalgia y mantener una silueta contemporánea?

La industria de la moda está tan saturada que no tiene sentido crear algo que ya existe; sería un desperdicio textil. Si vamos a crear una colección, es porque tenemos algo que decir.


En esta colección, hay una mezcla de elementos nuevos, elementos nostálgicos y los códigos de diseño clásicos de Tanamachi. Tratamos la nostalgia como una sensación, un recuerdo, no como una copia literal o un disfraz.



¿Cómo creen que la moda de su adolescencia marcó un hito en sus vidas?

La moda y la cultura pop de los 2000 son muy importantes para nosotros, porque fue el momento en el que estábamos descubriendo todo por primera vez y definiendo nuestra identidad.


Todo era nuevo para nosotros, y, a través de un internet sin censura y con redes sociales en sus inicios, tuvimos nuestro primer acercamiento a la moda como medio de expresión. Es curioso también, porque éramos muy jóvenes; aunque en Tumblr guardaba los looks de Skins, en la vida real no podía vestirme como ellos.



¿Qué aspectos específicos de sus adolescencias, además de la moda, fueron predominantes al hacer esta colección?

La música, el internet y la ciudad. La música siempre ha sido para nosotros como un narrador omnipresente que guía la historia que queremos contar.

Cuando éramos adolescentes, la música tenía un peso muy importante en nuestras vidas; tanto así que definía cómo te vestías y con quiénes te juntabas. Si eras emo, no escuchabas reguetón ni te juntabas con los mirreyes.


Incluso el proceso de escuchar música no era tan fácil como hoy; tenías que comprar la canción o descargarla ilegalmente de Ares.

El internet, porque lo cambió todo y nos tocó vivir ese momento. Tuvimos acceso a un internet joven donde existían cosas como La Jaula, Messenger, Hi5 y YouTube sin anuncios; a través de ese internet joven, empezamos a descubrir el mundo.


La ciudad, porque la CDMX siempre es inspiración para Tanamachi. Es un personaje implícito en nuestro trabajo, el ojo del huracán. Tantas cosas pasan aquí que es imposible no referenciarla de alguna manera.


Crítica, concepto y muerte a la verdad.
El amor es nuestro verdadero destino.




Producción: Mauricio López y Tosh Tanamachi | Modelos: Fernando Stuff, Santiago Caballero, Brian Fontana, Shareni y Cachi | En los modelos: toda la ropa, Tanamachi. 

La disruptiva marca mexicana de moda presentó su colección “Hot People From My Teens” en la Torre Latinoamericana. Una reinterpretación de la adolescencia dosmilera en la Ciudad de México, explorando la nostalgia como un refugio creativo.

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