LANCASTER: REMEMBRANZA AL PARÍS DE 1920
Por: Sarah Gore Reeves y Carmenlucia Acosta
Fotografías: Cortesía del hotel
Situado en pleno corazón de París, a 650 metros del emblemático Arco del Triunfo, este bello hotel nos recibió en noviembre para descubrir el verdadero paraíso parisino.
Conforme nos adentrábamos al recinto, notamos la calidez que acompaña el lujo y que inmediatamente te cautiva haciéndote sentir como un invitado de honor en una hermosa casa. Lo sostiene el fundador, Emile Wolf, al decir: “Yo jamás he tenido huéspedes, solo amigos”. De principio a fin, mi esposo, Enrique Norten, y yo fuimos tratados de la manera más atenta y recibidos con una sonrisa de oreja a oreja. Quedé atónita porque no es algo que suela verse en Francia. Pero es cierto, en todo momento me sentí bienvenida, como si mi estancia fuera en la mansión de uno de mis amigos más cercanos.
Con 56 habitaciones y preciosas antigüedades que adornan las salas principales, como los candelabros de cristal y acentos dorados que simulan oro, el Hotel Lancaster nos transporta a lo mejor de los años veinte y treinta en París. Los lujos de la aristocracia parisina, las fiestas más exclusivas, manjares exquisitos y músicos e instrumentos para entretener a los invitados en todo momento. Un espacio con alma histórica rediseñado apenas en 2020 por el estudio del prestigioso arquitecto Jean Philippe Nuel, que mezcla la arquitectura auténtica del siglo XX con muebles antiguos y piezas contemporáneas, para hacer de este lugar un espacio único en todo París.
Construido en la década de 1880 como una mansión privada para figuras importantes de la aristocracia española, desde su apertura al publico en 1930, el Hotel Lancaster se convirtió en un escondite privado para las estrellas del viejo Hollywood. Hospedó a grandes iconos de la moda y el cine internacional como la Reina Madre de Inglaterra, Elizabeth, Grace Kelly, Lauren Bacall, Greta Garbo y Marlene Dietrich, quien cuenta con su propia suite: “La Suite de Marlene Dietrich”.
Al abrir la puerta de nuestra habitación, me encontré con un espacio mágico, paredes de color verde olivo, cortinas suaves, un tapete en tonos grises que agrega un toque sutil de sofisticación y un piano de madera que se postraba a un costado de la sala. Imaginé como sería en aquel entonces tomar el té en esa habitación, con la brisa suave entrando por los ventanales que dan hacia un pequeño balcón.
El hotel aloja dos restaurantes que, aunque distintos en personalidad, se complementan: Monsieur, en honor a un amigo cercano del fundador, y Le Marlene, en honor a Dietrich. La cocina de ambos incita una exploración a los campos de Francia. Bajo el chef ejecutivo, Sébastien Giroud, la cocina gourmet de Monsieur incluye platillos elaborados con ingredientes frescos para disfrutar en un bello salón adornado con tonos crema y un candelabro de cristal ubicado justo en el medio. Le Marlene, decorado con muebles en tonos azules y piezas de Arte Déco, es el lugar perfecto para desayunar o tomarte una copa por la noche, gracias a que cuenta con un bar cerca de varias ventanas altas que aclimatan el ambiente y conectan con un patio bucólico dándole un toque amistoso y hip.
Absolutamente todo, el equipo, la comida, los adornos y la experiencia, son dignas de cinco estrellas y más, si aquello existiera. Una estancia inolvidable que definitivamente te deja con ese sabor dulce de París.
Sitio oficial: LANCASTER HOTEL